miércoles, noviembre 08, 2006

Se gradúa un alma

El fin de semana que acaba de pasar acabo de perder una tía ... en realidad es la tía de mi padre. Tengo una ancestra nueva. Tenía 97 años y era una verdadera señora, una de las mujeres mas educadas y articuladas que jamás he conocido, doña Filomena. Era una viejita muy linda y querida. En la religión yoruba, es considerado una enorme bendición tener ancestros que vivan vidas tan largas y tan llenas de sabiduría, y al enterarme en mi alma sentí la pérdida y la melancolía, pero también el agradecimiento de saber que se graduó bien graduada. Si los árboles, cada año, adquieren un nuevo anillo, ella con sus noventa y siete anillos hubiera sido uno de esos árboles majestuosos, que son tan nobles y grandes que nadie se atreve a cortarlos porque intuitivamente lo consideran sagrado y repleto de memorias.

Ella siempre había sido una ávida lectora, incluso hasta en su novena década, siempre estaba educándose, leyendo y aprendiendo. Nunca salió de los montes de Utuado. Siempre fue muy puertorriqueña y humilde, y su castellano siempre fue uno de los mas perfectos que jamás escuché. Sus padres habían nacido en las Islas Canarias.

Debido a su edad, tenía recuerdos de tiempos muy remotos, cuando Estados Unidos a penas había invadido a Puerto Rico y ni siquiera éramos aún ciudadanos americanos. Ella era uno de los pocos vestigios que nos quedaban de una era que ya se había ido. Verla y hablar con ella era una oportunidad para aprender la historia y escuchar como eran las cosas en los viejos tiempos. Ella era como un retrato viejo y lleno de polvo, en blanco y negro, de los tiempos de antes, siempre preñada de recuerdos, de impresiones, en su alma vivían otros ritmos, otras ideas y vivencias que los ancestros se habían llevado al cielo.

Casi imagino, al enterarme de su partida, a la viejita explicándome: '¿Tu sabes como las frutas, cuando están sobremaduras, se ponen arrugaditas arrugaditas? Pues, así estaba yo, ya yo estaba preparada.' Que descanse en paz y que Dios le de la luz a ella y a todos los ancestros.

1 comentario:

Laurem dijo...

Bueno llegar a esa edad y con buenas condiciones es algo difícil de lograr, mi abuelo que tiene 103 años es así un anciano que ha vivido mucho, muy religioso y con una memoria muy buena, antes escribía poemas lo hizo hasta hace más o menos 6 años y siempre se ha sentido muy util. En verdad que es bueno que un alma se gradue así llevando en su vida muchas experiencias