domingo, junio 14, 2015

En defensa del placer

“Consecuentemente, quien sigue el placer se mantiene virtuoso, y también aquellos que llamas amantes del placer son amantes de lo bueno y amantes de la justicia, y cultivan y mantienen todas las virtudes.” - Casio a Cicerón, enero del año 45 Antes de la Era Común
La necesidad presente de un contra-diccionario
No ha habido filosofía mas vilificada que el hedonismo, incluso cuando es cualificado como racional, calculado o filosófico. La palabra misma, tras siglos de propaganda cristiana y platónica anti-placer, anti-cuerpo, ha venido a tener una connotación negativa. Se nos ha vendido la idea de que el hedonista busca la gratificación instantánea, que no controla sus deseos. Placer a veces es equiparado con pecado, con corrupción.
A muchos enemigos del cuerpo y del placer les gusta argumentar que somos hedonistas en el sentido vulgar y hasta nos acusan de consumismo. El consumismo es el archi-enemigo de Epicuro, que propone un currículo de control de los deseos basado en su sometimiento al cálculo hedonista.
Otros, como ciertas sectas neo-aristotélicas (bueno, los objetivistas-randianos), sostienen que los placeres, como criterio, son "subjetivos" e "ilógicos", que supuestamente son necesarios criterios "objetivos" para las decisiones éticas. Pero los seres humanos no somos puramente lógicos o racionales: somos seres naturales con dos hemisferios del cerebro, uno racional o lineal, otro irracional, y no podemos satisfacer nuestras necesidades naturales a través de métodos puramente racionales sin prestar atención a nuestra facultades irracionales. Esto es auto-evidente. Debemos aplicar la razón a los problemas de necesitar alimentos, vivienda y otras necesidades básicas. La naturaleza no nos da una opción: sabemos que tenemos que resolver estos problemas debido a lo que nuestra propia naturaleza nos dice a través de nuestras facultades, como la de placer y aversión (hambre, frío). Por lo tanto, sin esta conexión esencial con la realidad que son nuestras facultades (que incluyen los cinco sentidos y la facultad de placer y la aversión), no podemos sobrevivir o funcionar.
Por esto, una de las labores de los filósofos hedonistas de hoy es reparar el daño que ha hecho esta rebelión contra la naturaleza que son las religiones que predican otros mundos, y a última instancia repudiar el platonismo en el que se basan, por medio de reclamar estas palabras dentro de nuestro vocabulario como afirmaciones de valores sanos y positivos que son esenciales para nuestro compás moral. Este artículo tiene como propósito aclarar las doctrinas hedonistas para el beneficio de la gente moderna.
Los epicúreos enseñamos que el placer es el fin (telos, en griego) que nuestra propia naturaleza ha establecido para nosotros, y que esto es evidente en los niños y hasta en los "gatos y perros" recién nacidos, para usar un término tomado de NewEpicurean.com.
“Todo animal, tan pronto nace, busca el placer y se deleita en él como el bien supremo, mientras que se aleja del dolor como el supremo mal y lo evita en medida que sea posible. Hace esto mientras permanece incorrupto, siguiendo el veredicto sin prejuicios y honesto de la misma naturaleza.” - Torcuato, en Sobre los fines
Entendido , somos hedonistas no porque estamos caprichosa o irracional, no porque buscamos la gratificación constante, sino porque nuestra filosofía naturalista se basa en la observación de que la naturaleza misma ha establecido placer y aversión como guías para identificar el necesario y las cosas dañinas .
Darwin, la selección natural y el hedonismo
En Cultivando el jardín epicúreo, cito el ejemplo de la relación entre las abejas y plantas. Hace millones de años, las plantas decidieron embellecer sus genitales mediante la producción de flores con néctar para atraer a ciertos insectos que habían demostrado sentirse atraídos y estar en sintonía con el aroma y el sabor de ciertas sustancias altamente nutritivas que las plantas sabían cómo producir. Las plantas se beneficiaron mediante la difusión de su polen por la tierra y la obtención de la diversidad, que es una de las ventajas de la reproducción sexual. Con el tiempo, esta simbiosis entre plantas y abejas es tal que, sin ciertas especies de abejas, hay cientos de especies de plantas que no tendrían manera de reproducirse.
Las plantas y los insectos supieron maximizar del beneficio mutuo de esta relación fueron capaces de pasar con más éxito sus genes a la próxima generación, hasta que todos los miembros de sus grupos habían dominado estas nuevas habilidades y adaptado nuevas facultades a su constitución: las plantas aprendieron a producir néctar que era más dulce y más nutritivo y las abejas ganaron mayor capacidad de identificar estas fuentes de alimentos. La especiación (el proceso de convertirse en una nueva especie) con frecuencia ha sido provocada por la especialización.
Más tarde, otra relación basada en el placer y el beneficio mutuo surgió entre las plantas y los primeros primates, que eran descendientes de pequeños mamíferos roedores que habían decidido vivir en los árboles para protegerse de los depredadores terrestres. Las plantas adaptaron la misma técnica que utilizan los insectos y convirtieron sus flores en frutas. Cuando estos primates comían las frutas, o bien se comían las semillas enteras, que más tarde eran fertilizadas en el excremento, o bien las arrojaban al suelo y allí se fertilizaban.
Las plantas y los primates que maximizaron mas eficazmente el beneficio mutuo de esta relación fueron capaces de pasar con más éxito sus genes a las próximas generaciones, hasta que progresivamente todos los miembros de sus grupos habían ganado estas nuevas habilidades y perfeccionado nuevas facultades. Las plantas comenzaron a colocar sus semillas en deliciosas bolsas de alimentos dulces (que daban placer a los primates) y utilizaron colores para llamar la atención, a modo de marketing, cuando sus frutos con semilla habían madurado. Los primates se convirtieron en los primeros mamíferos en identificar el color rojo.
Incluso hoy en día, estudios sobre los efectos del color en los seres humanos muestran que el rojo y el naranja (que es de color rojo, mezclado con amarillo) estimulan el apetito. Esto es un reflejo primate que heredamos.
Además, observe que los seres vivos no elegimos comer frutas o flores porque somos caprichosos o irracionales, mucho menos porque somos pecadores o perversos, sino porque somos seres naturales dirigidos por la naturaleza a través del tono hedónico, a través de las facultades de placer y aversión, a consumir y hacer las cosas que la naturaleza ha establecido que consumamos y hagamos.
Si vamos aún más atrás en el tiempo, nos daremos cuenta de que otra relación simbiótica se desarrolló entre todos los animales y plantas en el planeta desde su historia temprana. Nosotros los animales inhalamos el oxígeno que exhalan las plantas, y ellas inhalan nuestra carbono.
Como resultado de esto, los seres humanos en general sienten una mayor sensación de bienestar al estar en la naturaleza rodeados de plantas y vegetación, o cuando en presencia del océano y al respirar su aire fresco. Uno de los placeres más simples, pero potencialmente intensos, disponible al hombre proviene de inhalar el aire fresco del océano. Debemos tener en cuenta que las algas en el océano producen el 90% del oxígeno en la Tierra. Lo más necesario para nosotros, desde el primer momento, se convirtió en la forma más simple de placer: respirar aire fresco.
Una vez más, tomemos el ejemplo del efecto de los colores verde (las plantas) y azul (océano) para considerar cómo el placer se relaciona a las señales visuales. Los estudios sobre el efecto de diferentes colores en la mente y el cuerpo humano demuestran que los ojos humanos derivan el mayor placer y bienestar de tonalidades azules y verdes. Traduzco:
"El verde relaja el cuerpo y alivia el estrés ... las personas que trabajan en oficinas verdes han demostrado estar más satisfechos con sus puestos de trabajo."
No sólo la ataraxia con frecuencia asume tonos verde, azul y blanco, sino que nuestros ojos están particularmente propensos a percibir estos colores, y estamos más en sintonía con ellos, presumiblemente debido a que son los más necesarios e importantes (mientras que no vemos los colores del espectro ultravioleta que ven las abejas en las flores, ni olemos los olores que un perro percibe porque esta información es innecesaria). Entonces, nuestras facultades nos guían, como a todas las entidades, a percibir y derivar placer de los bienes naturales y necesarios para nosotros.
Los perros y gatos desencadenan en nosotros facultades que usualmente despiertan cuando en presencia de bebés humanos vulnerables: tienen rostros infantiles y evocan nuestros instintos paternales. Disfrutar de la compañía de una mascota se ha demostrado que disminuye la depresión, ayuda a los niños autistas, y fomentar la secreción de serotonina, oxitocina y otras hormonas que incitan a sentirse bien. La naturaleza agradable de nuestras relaciones con nuestras mascotas también puede explicarse por el beneficio mutuo: obviamente, son alimentados por nosotros y disfrutan de comodidad, seguridad y amor en nuestros hogares, pero también mantienen los roedores fuera de nuestras despensas, ayuda con la caza y el pastoreo, y se pueden emplear como guardianes, protectores de la familia y la propiedad, e incluso hay perros que han laborado como guías para los ciegos, para ayudar a salvar víctimas de ahogamiento y para muchas otras cosas.
Confiamos en nuestras facultades, no en criterios arbitrarios
Gracias a la dichosa naturaleza porque ha hecho lo necesario fácil de obtener, y lo que no es fácil de obtener ha hecho innecesario. - Fragmento Epicúreo
Espero que con todos estos ejemplos hayan visto la estrecha relación que existe entre el hedonismo filosófico de los naturalistas y la selección natural. Lo que he compartido aquí son sólo algunos de los ejemplos más básicos, evidentes y universales de la razón por la cual la facultad del placer es tan importante para nosotros, y una parte esencial del Canon, en la tradición epicúrea.
Los enemigos del placer y de la felicidad humana nos quieren desmoralizar porque somos hedonistas y naturalistas, pero lo cierto es que el placer es la suavidad en la voz de la naturaleza y que siempre ha guiado a todos nuestros ancestros a lo que les convenía. Nuestro hedonismo no consiste en ser subjetivos o caprichosos, mucho menos pecadores o gente corrupta: sino en el hecho auto-evidente que somos seres naturales.
Hay que enfatizar: EL PLACER ES UNA FACULTAD, al igual que la aversión, y lo que los maestros de la tradición epicúrea enseñan es que la naturaleza misma nos guía por medio de estas facultades. El placer no es un criterio arbitrario, como lo es la autoridad o la revelación, o incluso como lo pueden ser la virtud o el bien, términos imposibles de definiar claramente en base al estudio de la naturaleza.
Si dejamos de lado nuestras facultades, nos hacemos daño. Si les prestamos atención, es una ventaja para nosotros.
El placer nos guía hacia los bienes concretos que nuestra propia naturaleza busca. Estos bienes naturales son agradables, y el placer es siempre bueno. La clave está en el cálculo hedonista: perseguir el placer de una forma racional, teniendo cuenta el cálculo del beneficio a largo plazo frente a la pérdida, para asegurar que no generamos mayor aversión en el proceso de la búsqueda del placer.
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lunes, junio 01, 2015

El orgullo como cura y como virtud

Junio ​​ha llegado a ser conocido como el Mes del Orgullo. Todo comenzó en 1969 cuando la policía llevó a cabo una redada en el Stonewall Inn, un bar gay en Nueva York. Como cuestión de rutina, los policías humillaron los gays y dragas y lesbianas, con sobrenombres y encarcelando ciudadanos arbitrariamente. Pero esta noche acababa de morir el icono gay, Judy Garland, mucha gente estaba triste y harta, y la comunidad gay de forma espontánea decidió que había tenido suficiente y explotó con ira. Sentían que no merecían este tratamiento, que merecían un trato más humano de la policía.
El primer levantamiento armado de las minorías sexuales en la historia tuvo lugar un fin de semana en junio. Durante unas cuantas noches, Stonewall Inn se encendió contra la policía y el establecimiento y sociedad homofóbicos que la policía representaba. Desde entonces, cada año en junio hay celebraciones del Orgullo en todas partes.
El Mes del Orgullo ha evolucionado desde un grito político a luchar por los derechos de los homosexuales hacia ser una celebración general del derecho de las personas a ser felices y auténticos. Otros discursos se han hecho parte del movimiento, que ya no es meramente gay: las personas autistas han comenzado a celebrar el Orgullo Autista durante junio para ayudar a educar a otros sobre la importancia de la neurodiversidad. Dr. Temple Grandin, una autista que hizo un doctorado y de la cual se hizo un excelente filme biográfico, presentó elocuentemente su argumento en un discurso TED de que el mundo necesita todo tipo de mentes.
Por siglos, las creencias heredadas no-examinadas nos habían convencido de que el orgullo era un pecado, incluso el pecado original, sin cualificar las posibilidades en que el orgullo podría ser un valor humano positivo y sin medir que a veces la humillación y el desprecio no merecido por ser quien uno es necesita un antídoto que se parece mucho al orgullo, si no es lo mismo: que el orgullo puede ser una cura a un mal.
Y así, antes de evaluar el orgullo como una virtud, debemos reconocer el beneficio que confiere al ser un poder espiritual que se hace cargo de fortalecer y restaurar a una persona que es abusada o humillada, y la ayuda a levantarse, a defender sus derechos, a luchar por su dignidad y por justicia.
Ahora, ponderemos racionalmente lo que es el orgullo y como se diferencia de arrogancia o vanidad, y también de verguenza, y de pusilanimidad. En otras palabras, vamos a separar lo que es virtud de los que es vicio en estas cuestiones de auto-respeto.
Primeramente, debido al bagaje que traemos, debemos mencionar que el cristianismo hace ciegamente de la humildad una virtud y el orgullo un pecado. Por esto, hay en la iglesia un mal uso de la vanidad, el orgullo y la humildad porque se confunde credulidad con humildad, la curiosidad y el pensamiento crítico con arrogancia y vanidad, y no se reconoce la posibilidad del respeto propio o el orgullo como virtud. Hay que decirlo: la curiosidad y el respeto por la verdad empírica ni son vicios ni tienen nada de fruto prohibido. Esto es una triste confusión de valores.
El orgullo, como valor positivo, implica dignidad, satisfacción y placer por algo que se ha hecho, respeto propio y autoestima.
Uno de los primeros filósofos en discutir el orgullo como una virtud fue Aristóteles, que lo llamó la corona de las virtudes. Para el, el orgullo requiere que un hombre sea virtuoso y magnánime (digno de grandes cosas) y que él mismo se sepa digno de grandes cosas. De modo que el orgullo como virtud depende del mérito: para un hombre merecedor, el orgullo es virtud y para un hombre simple, la templanza es una virtud. Ambas virtudes dependen del mérito.
Quien se cree mas de lo que es, es vano, engreído y arrogante. Quien se cree menos de lo que es, es pusilánime y cobarde. Estas dos opciones, tanto el falso orgullo como la falsa humildad, nacen de que el mérito no es cónsono con la auto-estima de uno. Son estas las distinciones entre los vicios y las virtudes relacionadas a la auto estima.
Un hombre o mujer no puede estar orgulloso de lo que no es merecedor. Según Aristóteles, muy pocos hombres pueden ser verdaderamente orgullosos. Como nos recuerda Aretha Franklin en una canción muy popular en junio, Pride: A Deeper Loveel orgullo se gana y está asociado al concepto del esfuerzo personal y la auto-suficiencia. Hay millones de personas cuyas luchas diarias ameritan enorme orgullo, ya sea por el prejuicio que enfrentan a diario con la frente en alto (el caso de las minorías sexuales), por lo duro que trabajan (como el caso de los padres y madres de familia, a veces criando a sus hijos solos), o por otras cualidades positivas, luchas y sacrificios.
Sócrates argumentó además que no hace sentido estar orgullosos de hechos accidentales como nuestra raza, género o nacionalidad, porque no son en sí mismos logros.
Quizá el orgullo LGBT debería ser mas bien llamado un sentido de dignidad humana básica, o quizá podemos decir que existe una medida natural de orgullo que todo ser humano amerita si es obligado por causa de la corrupción cultural a superar el auto-desprecio y la vergüenza innecesaria, como ha sucedido con la comunidad gay. En este caso, la persona siente orgullo de haber superado la homofobia internalizada y las supersticiones y creencias subyacentes: esto es, en sí, un logro.
Este mes, les invito a ganarse por medio de sus esfuerzos, auto-superación, cualidades personales y auto-suficiencia un lugar en su alma para la genuina virtud del orgullo. ¡Que tengan un Feliz Mes del Orgullo!