viernes, noviembre 26, 2010

El caballo de 50,000 dólares

Ayer fue el festival de cosecha nacional americano, mejor conocido como Thanksgiving Day (o el día de San Giving / Acción de Gracias, en Puerto Rico). Me tocó trabajar en la casa de una familia millonaria que vive no muy lejos de mí, pero cuyo estilo de vida dista mucho del mío.

Fue interesante estar en un mundo tan ajeno al mío, en vista de todo lo que he estado leyendo sobre la distancia entre las clases sociales en la América contemporánea. En las últimas tres décadas, se ha triplicado el ingreso del quinto de la población mas rico mientras que el nivel de vida de los mas pobres ha disminuído. Los niveles de marginación están por las nubes.

Ilustrativo del problema fue el notorio 'bailout' de los bancos en el 2008, donde el gobierno le dió setecientos billones de dólares a los bancos para mejorar la economía. Los CEO's de estos bancos se dieron a si mismos bonos de millones de dólares, que no se que habrán hecho para merecer, mientras que aún con el dinero de estímulo, despidieron miles y miles de trabajadores. Yo fui uno de los trabajadores de la industria de la banca que perdió su trabajo en el otoño del 2008.

La economía americana nunca va a ser la misma ... pero afortunadamente la conciencia pública del problema de la batalla de clases, tampoco. Ya conocemos muy bien la naturaleza depredadora de este sistema corporatista y capitalista americano.

Pero volviendo a la casa donde trabajé: primero, cada detalle, cada pintura, cada mueble, cada utensilio de cocina costaba miles de dólares. Los platos tenían placas de oro en las orillas. Una escultura de un caballo de 50,000 dólares (dicen ellos, supongo que el precio es algo muy subjetivo) adornaba la ventana de la cocina y nos solicitaron que no colocáramos nada en su proximidad para que no se destruyera.

Ah, porque el segundo detalle: había que tener sumo cuidado al tocar los platos, evitar tocar las esculturas. Todo era frágil.

No creo que un plato menos sea un gran golpe al bolsillo de esta gente, pero el punto que me surgió en la mente es: ¿Que megalomanía sufre una persona que siente la necesidad de usar platos de oro?

Al leer el libro hace unos años titulado 'The Millionaire Next Door' donde se estudian siete patrones de conducta de personas que se han convertido en millonarios de primera generación, me enteré de que el primer detalle es que no ostentan su riqueza, no compran la mejor ropa ni los mejores carros, son personas que se preocupan mas por su independencia financiera que por el que dirán. Es decir, la clase de gente engreída que compra platos de oro suele ser gente que heredó riquezas, no gente que la produjo con su sacrificio ... o a veces es gente que no es rica sino que está endeudada, en cuyo caso este exceso consumerista sí se trata de pura fantasía.

Aparte, no se cuanto cuestan los caballos verdaderos, los vivos, pero lo mas probable cuestan menos que la escultura del caballo de 50,000 dólares que ni come, ni caga, ni corre en el hipódromo. Es una obra de arte bonita, y creo que su escultor merece recibir un ingreso sano y justo por su labor de acuerdo a las horas que puso, pero no creo que mirar una escultura pueda producir tantos orgasmos que amerite en realidad ser valuada de un modo tan subjetivo.

Me acuerda de las ventas de tulipas entre los ricos de Holanda, que llegaron a venderse a precios tan exagerados que era mas caro comprar una tulipa que comprar una casa. Miles de inversionistas perdieron millones cuando la gente se dio cuenta de que eran solo fucking tulipas: que el valor inherente era mínimo y que los vendedores de tulipas se habían aprovechado vulgarmente de la comemierdería de la burguesía holandesa.

No pretendo solo darle voz a la animosidad entre las clases sociales que se ha vuelto mas aguda desde el 'bailout' de los bancos en Estados Unidos, sino también acentuar el problema moral que tanto me encojona.

Mientras que, como si vivieran en otro planeta, personas afluentes en Estados Unidos compran esculturas de caballos de 50,000 dólares, la mitad de los seres humanos en este planeta Tierra viven ganando menos de 2.50 dólares al día. Esa escultura pudo haber sido descartada a favor de atenuar la pobreza en muchas partes del mundo, llevar agua potable, escuelas, educación, servicios de salud y muchos otros bienes de necesidad inmediata en muchas partes del mundo donde miles de niños y adultos mueren anualmente de hambre, enfermedades y otros males.

Al rico que reclame que no tiene porqué sentir vergüenza o culpa por comprar una obra de arte que le agrada, simplemente lo acuso de profunda ignorancia. Se requiere además de gran decadencia moral para establecer como prioridad una compra tan frívola en un mundo tan jodido. Es un testamento de la división de clases y cosmovisiones de ricos y pobres en América, de que hay dos Américas que hablan dos lenguas distintas y mutuamente incomprensibles.

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