lunes, abril 02, 2012

La Eva histórica, la mítica y la científica

Kubaba fue una reina sumeria de la tercera dinastía de la ciudad de Kish, una ciudad sumeria, mas o menos durante los años 2500-2330 antes de la Era Común. Antes de ser monarca, el linaje de los reyes dice que tenía una taverna.

Esta reina, luego de morir, fue endiosada e identificada con Hebat o Khebat (Eva), la diosa hurria del sol cuyo animal sagrado era el león y cuyo consorte era el dios de las tempestades Teshub. El nombre tiene asociaciones semánticas con la palabra 'vida' y era considerada madre de toda la vida.

Las tabletas de Amarna, un interesante documento arqueológico encontrado en Egipto, recuentan de un rey llamado Abdi-Khebat (siervo de Eva) que gobernó Salem, que es el nombre que tuvo Jerusalem antes de los jebusitas que precedieron a los judíos. Para aquellos tiempos, unos grupos de vándalos habían estado saqueando las ciudades canaanitas y eran constantemente mencionados en las cartas de Amarna. Eran los happiru, y su nombre parece haber evolucionado en lo que hoy se llama 'ivrit' (hebreos).

Pero para estos tiempos ya Eva llevaba miles de años siendo adorada como Diosa. El culto de Kubaba había influenciado el culto a la Diosa que hoy es mejor conocida como Cibele por su nombre griego, de origen anatolio (Turquía moderna), y cuyo culto original primitivo (que data de mucho antes de haber sido sincretizada con Kubaba) parece haber involucrado el culto a un meteoro negro.

Algunos críticos del islam asocian el nombre de la Ka'aba (piedra negra en la ciudad de Mecca hacia la cual se postran todos los musulmanes del mundo cuando oran) con el culto a la Diosa Madre original Kubaba/Kybele.

La Eva biblica, tal y como se le conoce hoy por el relato en Génesis, es una tardía evolución de Khebat, la personificación misma de la Vida, y su mito parece haber degenerado tanto que ya no era una diosa sino solo una mortal humana. El nombre parece haber originado a causa de que se entiende que la primera mujer tiene que haber sido la dadora de vida a todos los humanos. Como símbolo, la idea de que la primera mujer se llame simplemente 'Vida' hace sentido.

Es posible que para los pueblos vecinos de los judíos en tiempos en que se escribió la Biblia era un consenso tan universal la idea de que todos éramos 'hijos de Eva' que fue imposible negligirla, o peor demonizarla como se hizo a Baal o Tiamat. Tuvieron que adaptarla.

En el Siglo XX la teoría de la evolución remplaza las historias de la Biblia, creando nuevos relatos en la cultura humana. Pero Eva no desaparece. En el proceso de discernir nuestros orígenes, el nombre que se le da a la primera mujer humana que vivió en Etiopía hace mas o menos 200,000 años es la Eva mitocondrial. Esto se debe a que la porción de ADN que es heredada de nuestra madre es llamada mitocondria y por ella podemos trazar cuan relacionados estamos por el linaje maternal.

Esta Eva mitocondrial es la mujer a la cual todos los siete billones de seres humanos estamos genéticamente relacionados, de la cual todos descendemos y que nos hace a todos una gran familia humana.

Kubaba, que originalmente era una matrona de una taverna y terminó siendo reina, evolucionó en la cultura humana hasta convertirse en una Diosa, la madre del mundo, luego la primera mujer, luego una cavernícola en Etiopía. Ninguna de las dos Evas históricas se llamaban Eva como la mítica: la reina se había llamado Kubaba y la Eva etíope, aunque tiene que haber tenido lenguage y todo lo que nos hace humanos y de lo que somos herederos, nunca sabremos el idioma que habló ni el nombre que tuvo.

La convención de llamarle Eva a la primera mujer es solo parte del lente con el cual hemos venido a ver y entender nuestro mundo. Es una carrera mitológica larga e interesante de una mujer legendaria que nunca conoceremos, pero siempre intentaremos contar su historia porque nuestra identidad no se puede desligar de ella.

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