lunes, octubre 13, 2008

Metta Sutta



Es esto lo que debe ser hecho
por aquel que es hábil en bondad
y que conoce el camino de la paz:

Que sea capaz y recto,
asertivo y manso de habla,
humilde y no vanidoso,
contento, fácilmente satisfecho,
libre de deberes y frugal en su vivir.

Sereno y calmo, sabio y capaz,
no orgulloso ni exigente de naturaleza.
Que no haga lo mas mínimo
que el sabio pueda luego reprobar.

Deseando, feliz y a salvo,
que todos los seres sean felices
cualquieras que sean los seres que existan,
así sean débiles o fuertes,
sin omitir a ninguno,
el grande o poderoso,
mediano, pequeño o corto,
el visto y el no visto,
los que vivan cerca o lejos,
los nacidos y los que están por nacer -
¡Que todos los seres sean felices!

Que nadie engañe a otro
ni desprecie a ningún ser en ningún estado.
Que nadie por furia o mala voluntad
desee mal a otro.

Así como una madre proteje hasta con su vida
a su hijo, a su único hijo,
así con un corazón sin límite
debería uno apreciar a todas las entidades vivientes
irradiando amabilidad sobre el mundo entero
que exuda arriba hasta los cielos
y abajo hasta las profundidades
hacia afuera y sin límite,
libre de odio y mala voluntad.

Así sea parado o caminando, sentado o acostado
libre de soñolencia
uno debería retener esta recolección.
Se dice que ese es el sublime refugio.
Sin agarrarse de opiniones fijas
aquel que es puro,
teniendo claridad de visión,
libre de todos los deseos de los sentidos,
no vuelve a nacer en este mundo.


Metta Sutta (Sutra o enseñanza budista de la amabilidad)

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