jueves, julio 24, 2008

Los malos espíritus y la salud

Por supersticiosa que parezca la creencia, Yeshua al igual que todo chamán antiguo y moderno veía espíritus en todas partes, e identificaba muchos males de salud con la presencia de espíritus inmundos que se alojaban en ciertas partes del cuerpo. Gran parte de la labor que se le ve realizando en los evangelios consistió en expulsar estos malos espíritus de los cuerpos de las personas, para sanarlas.

Es la intención de este artículo, primeramente proponer una espiritualidad mas natural y científica, y segundamente demitificar y quitar el elemento supersticioso a la idea de que hay espíritus que causan enfermedades, a la vez que afirmo y legitimo el uso de verbaje chamánico a la hora de lidiar con la enfermedad. De este modo se neutraliza la enemistad que se percibe entre la ciencia y espiritualidad, enemistad que es polarizante e innecesaria.

Que los espíritus pueden ser contraídos por una persona del mismo modo que se contrae un catarro es evidente en versos como estos:

Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla. Entonces dice: Volveréa mi casa de donde salí; y cuando llega, la halla desocupada, barrida y adornada. Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero.

Mateo 13:43-45

El Diccionario de la Real Academia Española define la palabra espíritu de este modo:

espíritu.
Ser inmaterial y dotado de razón.
Principio generador, carácter íntimo, esencia o sustancia de algo.


No se debe entender 'dotado de razón' como inteligencia en el sentido convencional de su palabra: conozco personas que han perdido la razón, y andan vivas, así que presumiblemente tienen un espíritu. Sabemos que la ciencia moderna reconoce algo llamado la inteligencia biológica, es decir que los organismos poseen un tipo de inteligencia instintiva que no es necesariamente racional. En ese sentido organismos mucho mas simples que los animales poseen un tipo de inteligencia y espíritu. Los virus, por ejemplo, son sumamente inteligentes y saben adaptarse con facilidad para sobrevivir. Cada año que los médicos y científicos se inventan nuevos medicamentos para la influenza, el virus del flu asume defensas naturales y se vuelve mas poderoso: en realidad estamos criando un super organismo inteligentísimo. Se puede definitivamente decir que los microorganismos poseen espíritu.

También el sentido original de la palabra espíritu ha de ser considerada: la palabra que usó Yeshua fue ruach, que se traduce como aliento. El aliento, el espíritu que anima el cuerpo, da la vida y la toma: es un inhalar y exhalar. Es decir, que el organismo viviente es aquel que consume algún tipo de alimento y que despide algún tipo de desperdicio. Los seres del reino animal consumen oxígeno y expiden carbono, y los del reino vegetal hacen lo opuesto. En ese sentido, tienen la cualidad de espíritu. Los microorganismos hacen lo mismo.

De modo que se puede establer la común identidad entre los microorganismos que causan enfermedades y los espíritus que causan enfermedades en las culturas chamánicas y en las tradiciones de sanación cristiana, indígena y aborígenes. En una previa entrada sobre el chamanismo cristiano, dije:

Los virus, parásitos y microbios son entidades vivientes microscópicas que no se pueden ver, son espíritus. Espíritus. Tienen conciencia, tienen la capacidad de procrearse y defenderse y expandirse, saben los modos de sobrevivir, son entidades vivientes reales. Debido a que son invisibles, para el hombre primitivo han de haber parecido espíritus y eso es exactamente lo que son para todos los efectos. Son entidades vivientes y por lo tanto tienen espíritus.

En Mateo 3:10-11 vemos que se equipara de nuevo sanación con remoción de malos espiritus. Se da por sentado que son una y la misma cosa al igual que en Lucas 6:18, Mateo 10:1 y Mateo 8:16-17.

De modo que se entiende que Yeshua entendía y trataba a los microorganismos como entidades espirituales, muchas de ellas hostiles. Con frecuencia, la persona enferma con tos o catarro no solo padece de humorres perros y entretiene pensamientos hostiles, muy bajos y oscuros, sino que incluso su voz cambia y asume tonos demoníacos. Su voz adquiere una frecuencia mas baja, lo cual es síntoma reconocido de posesión. Eso es completamente natural: no hay nada sobrenatural en eso. Una vez la persona recupera la salud, su voz retorna a su tono normal.

En el artículo arriba citado mencioné de paso que el ayuno formaba parte de la espiritualidad de Yeshua, y también lo forma de las espiritualidades aborígenes e indígenas de Africa, India y las Américas. Si bien es cierto que Yeshua dijo que no es lo que sale de la boca lo que defila al hombre, hay que entender que lo dijo con respecto a las leyes dietéticas judías kosher, pero en su práctica personal de ayunar vemos que reconoció una relación clara entre el estómago y la remoción de malos espíritus del cuerpo de las personas, llegando incluso a decir que algunos espíritus solo se iban con oración y ayuno.

La naturopatía enseña que cuando el ser humano ayuna, el cuerpo se ahorra la enorme energía que normalmente gasta en el proceso de digerir comida. Esta energía que se preserva, el cuerpo automáticamente la empieza a utilizar para remover toxinas de distintos tejidos del cuerpo, como la piel, y si estamos enfermos la dirige hacia el fortalecimiento del sistema inmunológico.

Es por eso que con solo un día de ayunar, la piel se siente mucho mas elástica y refrescada: se remueven muchas impurezas que se llevan alojadas en la piel por medio de esta práctica de ayunar. Todo el que ha ayunado, ha notado como su piel se rejuvenece.

Es por eso también que con frecuencia al estar muy enfermos, experimentamos la pérdida instintiva de apetito: nuestro cuerpo ya tiene la sabiduría para entender que al no tener que digerir nada, puede dedicar mas energía al proceso de sanación, entonces el cuerpo establece la sanación como prioridad y el cerebro recibe el mensaje de que el cuerpo no quiere comer y que necesita descansar. Así, la energía que hubiera usado el cuerpo para la digestión puede ser dirigida al sistema inmunológico.

De modo que los chamanes que establecieron esta práctica de ayuno sanador, estaban en realidad escuchando sus propios cuerpos.

La costumbre de ayunar y vomitar antes de llevar a cabo algún tipo de trance o viaje astral entre los bohíques y médicos brujos taínos refleja una creencia relacionada a esta ciencia chamánica del ayuno: antes de viajar en su búsqueda de medicina, el chamán creía que tenía que purgar, purificar su cuerpo por medio del vómito.

Entre los artefactos sagrados que se han hallado en las excavaciones indígenas del Caribe, se hallan muchas espátulas rituales que eran usadas para inducir este vómito antes del ritual de cojoba. El Cristo hubiera entendido esta práctica: al no tener nada que digerir, el cuerpo naturalmente empieza a auto sanarse y el médico brujo gana así acceso a la medicina natural que su cuerpo y siquis saben producir.

En realidad, en nuestros cuerpos existen multitudes de organismos (y, por lo tanto, espíritus), buenos y malos. Sabemos, por ejemplo, que en el estómago de todos los seres humanos se alojan bacterias nocivas y parásitos, así como también bacterias benéficas llamadas probióticas, las mismas que cunden en el yogurt y el queso. Hay en nuestros cuerpos, por lo tanto, una batalla constante entre los espíritus (organismos) que velan por nuestra salud y los que nos la quieren robar. No es metáfora: es muy real esta batalla.

En base a esto, entendemos el rol que tiene la medicina natural dentro de la espiritualidad: el uso de yerbas y jarabes naturales es un modo de asumir espíritus buenos, o fortalecer a los espíritus buenos que ya nos habitan, para que combatan a los espíritus malos en el cuerpo. Es esta la idea detrás de los antibióticos en la medicina moderna occidental.

Vale aquí la pena mencionar la conección en el cristianismo primitivo entre el Espíritu Santo y la salud. Se entiende que el Espíritu tiene propiedades sanadoras. De hecho, si entendemos que Ruach significa aliento, podemos entender la tos como un síntoma de que el Espíritu (aliento) está tratando de expulsar un elemento nocivo del cuerpo.

Esta realidad orgánica es descrita en Proverbios 18:14, donde dice que "el espíritu (lea, aliento) del hombre lo sostiene en su enfermedad". De hecho, la interesante relación entre el espíritu, el ánimo y la salud se detalla en varios pasajes de los textos de sabiduría en la Biblia, como en Proverbios 17:22 y 15:13. Basta con notar que la palabra aliento también tiene el sentido de consuelo, alivio, aquello que saca al hombre de la depresión. Las prácticas yóguicas que han sido desarrolladas en la India, y que han sido científicamente validadas una y otra vez, comprueban que el aliento tiene efectos muy reales sobre los estados de conciencia, y que varios niveles de conciencia pueden ser cultivados por medio de prácticas yóguicas.

La palabra santo y la palabra sano comparten raíces semánticas en el idioma latín, de modo que originalmente el Espíritu Santo era el Espíritu Sano. No hubo distinción, al menos en el sentido original de la palabra. Santidad es salud. Lo que es santo, se sobreentiende que es también saludable. De ahí la insistencia en muchas religiones (como el zoroastrianismo, kemeticismo, fe bahá'í e islam) en la pureza e higiene, que fomentan la salud.

La idea de los versos de Mateo 13:43-45 era que nuestra casa no debe estar nunca vacía o desalojada, es decir que el Espíritu Santo o los espíritus buenos han de ser un habitante de esta casa, el cuerpo, para que el cuerpo tenga sus defensas y los espíritus malos no puedan entrar.

Cabe, para concluir, preguntarnos: ¿Sirve de algo el uso de un verbaje chamánico en tiempos de la ciencia moderna para referirnos a estos fenómenos, o deberíamos descartarlo como folklórico y arcaico? ¿Es aceptable o recomendable que coexistan ambos paradigmas, siempre y cuando tengamos un entendimiento claro, no-supersticioso y científico detrás de las dinámicas del chamanismo?

En realidad, es cuestión de retórica: la ciencia moderna y el naturismo se refieren a estos mismos fenómenos con un lenguage occidental/oriental y moderno, mientras que la espiritualidad primitiva usa un lenguage metafísico y primal.

Pero quiero hacer una observación: este lenguage y entendimiento primitivo aborigen y cristiano está enraizado en un rico sistema metafísico que provee a la siquis de una experiencia muy distinta de la enfermedad.

En otras palabras, el uso de verbaje primitivo permite a la siquis experimentar la vida orgánica y natural de un modo trascendental, permite que el ego tenga acceso a partes creativas y sanadoras de la siquis que el lenguage seco y muerto de los doctores no le permite accesar.

Entonces, al hablar de espíritus malos, del espíritu de alguna planta, del Espíritu Santo/Sano, etc. el hombre entra a un mundo donde la sabiduría de nuestros ancestros aún es accesible y habla el lenguage de los ancestros, entra al reino de lo sicosomático donde las fronteras entre la siquis y el organismo se borran ... y podemos aprender a usar ese 90% de nuestra siquis que no hemos aprendido a usar bien por nuestro empeño en ser siempre racionales y civilizados.

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