miércoles, enero 17, 2007

Los Pleneros de la 21

Ultimamente he estado disfrutando mucho de la bomba puertorriqueña, que es un género musical vibrante y vivo que incluye muchos ritmos afroboricuas. El CD Para Todos Ustedes, de los Pleneros de la 21, es un éxito total. Ya tengo otro CD de ellos, titulado Somos Boricuas, que es uno de los mejores CDs de plena y bomba que había escuchado. Los Pleneros de la 21 están a la vanguardia del esfuerzo por preservar esta música, que es como un museo en forma de ondas de sonido que celosamente guardan las memorias colectivas de nuestros pueblos.

El número que he estado escuchando estos últimos tres o cuatro días, una y otra vez, es 'Campo'. Muchas otras canciones me gustan en este CD, muchan contienen un sentimiento patrio y revolucionario (como 'Isla Nena') pero 'Campo' es un canto que tiene mucho peso porque habla del camposanto, del cementerio. Aunque no es inmediatamente obvio al que oye esto, es un canto de añoranza a los benditos difuntos. El campo es la patria. El campo es lo rural y la inocencia que evoca, y el camposanto es el cementerio, donde vamos a recordar la memoria de los que amamos en vida.

Casi sin querer, al escuchar esta canción por primera vez me vi recordando a mi tía, el amor con el que nos enseñaba, la manera en que nos aconsejaba. La añoré y hubiera querido tenerla a mi lado para decírselo. Esa fue solo una de las muchas añoranzas que despertó en mi esta bomba.

La primera versión que escuché de esta canción fue una versión de la India (que siempre ha sido bruja y santera) para el proyecto 'Raíces' del Banco Popular. Este proyecto fue un intento de revitalizar las olvidadas tradiciones de la bomba y plena entre los jóvenes, y ciertamente este proyecto tuvo enorme éxito. Pero la versión de India habla mas bien del campo de Puerto Rico, es un canto de añoranza a la montaña.

La versión de los Pleneros de la 21 es una bomba yubá lenta, con un aire de jazz, lo cual inevitablemente la hace menos ... rural. El jazz es una música siempre urbana. Desde las descargas del jazz latino hasta el jazz británico (Sade), despierta el jazz siempre imágenes de ciudades góticas, carnavalescas, o coloridas. El jazz es una mezcla de elementos, lo cual solo sucede donde existen mezclas de pueblos y culturas, como en New Orleans o en New York. Esta bomba jazz hace mención de Cangrejos, Santurce, en el corazón de San Juan, como a modo de reivindicar que no hay nada campestre en ella. Aquí el campo referido es el camposanto.

El jazz transmuta los elementos salvajes, primitivos y ancestrales, y los trae a la jungla urbana, los hace relevantes. En el jazz los grillos nocturnos se vuelven sintéticos, los ruidos de los elefantes y monos se vuelven trompetas, el djembe se vuelve un piano contemporáneo, y acompañan la cacofonía de la jungla urbana los tambores que hablan, como hablan aún en el Senegal y otras partes de Africa Occidental. Los oídos de nuestros ancestros africanos fueron graciados noche tras noche con estos sonidos por milenios, sonidos que sin duda informaron su imaginación colectiva.

Por ejemplo Héctor Lavoe, también santero de toda la vida, en su Aguanilé (que creo es un epíteto de Ogún, el oricha del hierro), comenzó el canto con sonidos de animales salvajes africanos, desde monos hasta elefantes. Una generación después, la India comenzó su oriki latino 'Yemayá y Ochún' del mismo modo, como evocando una idea imposible de pronunciar, este transmitir de memorias de una jungla a la otra, esta continuidad que la música negra posibilita cuando nuestros ancestros fueron raptados de sus mundos, robados y silenciados.

Campo yo vivo triste
cada día sufriendo mas
ay Dios, ¿que será de mi?
Si no bailo esta bomba me voy a morir

El jazz es también una música de vudú, de brujería, y de ancestros, de eso no cabe duda. Las similaridades entre muchos ritmos latinos y afroamericanos tiene que ver, en mi opinión, a que un mismo inconciente ancestral colectivo informa todas estas tradiciones. Este inconciente colectivo fue postulado por el sicoanalista Carl Jung en base a sus estudios mitográficos y antropológicos, y Joseph Campbell llevó el tema a sus conclusiones obvias al pasar su vida estudiando las mitologías del mundo y comparándolas para resaltar los temas universales.

De ahí que el afroamericano James Brown produjo música que, como constante, tiene una base de ritmo que los cubanos también desarrollaron. Si escuchamos con atención, podemos discernir los patrones rítmicos afrocubanos en algunas de sus canciones. Es obvio, al que conoce de música, que James Brown (descanse en paz) estaba escuchando el eco de sus ancestros en su propia alma al ser inspirado (recordemos que la palabra 'in-spirar' significa llenarse de un espíritu) a producir esta música. Muchos músicos son genios de este modo: llevan por dentro una magia, una memoria viva cuyos vestigios, al ser escuchados adentro y ser permitidos a expresarse, explotan por medio de su arte y renace la música de hace cientos de años. La gente al escuchar esta música cree que es nueva, pero es solo la expresión nueva de un viejo, viejo recuerdo.

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