miércoles, enero 31, 2007

El Cristo roto

Recientemente compartí en este blog un poema concerniente a Tomás (Tammuz) y Esther (Ishtar), nombres castellanos de los Dioses sumerios de la fertilidad que retornan año tras año, como en otras culturas lo hicieron Perséfone, Osiris, Adonis, Baco y el Cristo. Los misterios de estas deidades agriculturales están ligados a la tierra y sus estaciones, y a la vida venidera que prometen, porque ellos nos enseñan que toda vida es cíclica, que no termina sino que se transforma constantemente.

Cuando, hace entre quince y once mil años, los seres humanos descubrieron la agricultura y se establecieron en ciudades de modo mas estable, la mitología humana cambió. De mitos asociados a veces con la magia, a veces con la guerra, la temática cambió y la fertilidad de la tierra se hizo crucial a la supervivencia física y sicológica del ser humano y le dio sentido a nuestras vidas. Los seres humanos intuyeron en sus estaciones temas eternos que regían nuestro ciclo vital: vieron en la primavera la pubertad, en el verano vitalidad, en el otoño y el caer de las hojas vieron el caer del cabello y en la nieve vieron las canas del anciano. En la falta de vida y fertilidad de invierno vieron la muerte, pero la vida siempre retornaba, como si los Dioses nos hubieran hecho una promesa hace siglos de siglos, promesa que siempre cumplían, y misterio que observaban todos los años los mortales.

El parto es aún hoy llamado 'dar a luz' porque todos los años en las vísperas del solsticio de invierno nacía el Dios del sol. El 21 0 22 de diciembre es la noche mas larga del año y el día mas corto, de modo que se decía en este día que nacía el sol, nacía la luz, comenzaba de nuevo a aumentar la luz luego de meses de incrementada oscuridad. La natividad de Jesús nunca fue discernida con certitud, y fue asignada por los romanos cerca del solsticio de invierno en el hemisferio norte por conveniencia, para que hubiera cierta continuidad y el cristianismo se tragara todas estas tradiciones de Dioses que nacían con el sol. La Natividad de Mitra (cuyo símbolo era la cruz) era observada el 25 de diciembre. Aún hoy en la tradición wiccana, Cernunnos nace en el solsticio de invierno, y las tradiciones de la Natividad están siendo poco a poco cautelosamente reincorporadas a su contexto pagano original y natural. Y el cristianismo también está siendo visto y estudiado dentro del contexto pagano que lo originó. Porque Cristo es un Dios pagano.

Pedazo de folklor cristiano en caso: el tema recurrente en el Cristianismo moderno del Cristo roto. No estoy diciendo que esto no sea un tema legítimamente cristiano: lo es. También es 100% pagano. Gente: ¿Dioses rotos?

Recientemente estuve en una iglesia episcopal donde el pastor habló del Cristo roto, de la sociedad como un Cristo roto, de como Cristo quiere que lo veamos roto porque (como bien dijo el Buda) de la pena y el dolor es que nace la compasión. Hacía meses no había visitado una iglesia, de modo que mi perspectiva al visitarla era, admito, liberal y abierta. Me olía a Osiris este asunto de un Dios roto. ¿un Dios roto?

Dicen las estelas de Egipto que el mas grande de los faraones (1) que gobernó Egipto fue el faraón Osiris, que luego fue deificado y llegó a ser una de las mas grandes deidades del panteón egípcio. He aquí, mas o menos, el credo del Señor del Oeste:

Osiris fue un hombre mortal nacido del rey Geb en la primera dinastía. Nació en Egipto, vivió, reinó y murió, y fue adorado en vida y de modo póstumo. Fue traicionado, muerto y despedazado en catorce partes por su hermano Seth a causa de intrigas políticas, y su hermano Seth usurpó la corona luego de arrojar al Osiris roto al Nilo. Su esposa Isis y su hermana Neptys lo lloraron y buscaron por todo Egipto sus catorce partes. Luego Isis lo resurrectó, se apareó con el y dio a luz a su santísimo hijo Horus, que vengó a su padre, mató a su tío y usurpador Seth y reestableció el Ma'at (rectitud) al retomar el trono. Desde entonces, la coronación de Horus se celebra de nuevo cada vez que se instituye un nuevo faraón, para asegurar que impere el Ma'at durante su reino, porque el faraón, para los egípcios, es el nuevo Horus encarnado, y al morir este hombre Dios se transfigura en el nuevo Osiris.


Los misterios de la muerte, desmembramiento y resurrección de Osiris, el Dios verde (responsable por la vida y vegetación del Nilo), fueron celebrados anualmente con procesiones y dramas chocantes y conmovedores que en los tiempos griegos fueron conocidos colectivamente como la observación de la Pasión de Osiris. ¿Suena familiar?

De modo que el Cristo roto tiene mas que precedente. No es difícil para mi imaginar que hace 3,000 años un sacerdote calvo de Egito se dirigió a una asamblea de fieles durante algún festival del Señor del oeste para hablarles sobre como la sociedad de Egipto estaba rota, y como el compasivo Señor Osiris, que por siempre viva, quizo que lo conocieran como un Dios roto para que se vieran los unos a los otros en el, y como al recomponer al prójimo, recomponemos a Osiris y reestablecemos el Ma'at. El tema es eterno. Por eso reocurre.

No fue a propósito que surgió este tema del nuevo Osiris roto. No fue un intento conciente de imitar, hoy como en el principio, el culto de Osiris. La leyenda se origina con un crucifijo al que le faltaban partes, quizá porque se le cayó a quien lo portaba. Su dueño iba a recomponerlo, pero el cricifijo, el ídolo, le "dijo" que no lo hiciera, que quería ser conocido como el Cristo roto. De ahí surge toda una serie de especulaciones teológicas que, en mi humilde opinión, son enteramente legítimas. ¿No dijo Yeshua: 'todo lo que hacen por estos pequeños, por mi lo hacen'? Somos todos pedacitos del cuerpo de Cristo, o de Krishna, o como le quieran llamar, y el Cristo roto es el Cristo en nosotros. Sin embargo, lo que si es inescapable es cuan idólatra resulta la idea del Cristo roto, de crucifijos que hablan y exponen puntos teológicos a sus devotos. Y esta idolatría es válida, es una expresión universal y válida de religión.

Con frecuencia en mis intercambios con cristianos en foros, se insultan cuando digo que Cristo es un Dios pagano. Lo es. Su culto tiene todos los elementos de un culto pagano, y es heredero de cultos paganos, desde Mitra hasta Osiris, cuyas tradiciones duraron miles de años y simplemente fueron reintroducidas a la cultura con un tema cristiano cuando los demás cultos fueron hechos ilegales. No es difícil imaginar a mujeres egípcias llorando a Osiris, acompañadas por las efigies de las Señoras Isis y Neptys en procesión en todas las ciudades y aldeas de Egipto, del mismo modo que en Latino América se ven procesiones del Señor Jesucristo crucificado y an partes de Centroamérica hasta hombres de gran valor se dejan crucificar, hay flagelaciones públicas y otras ... actividades 'piadosas'. La vida pública de Egipto cesaba para sumergirse en luto por la pasión de su Señor. Bajo Cristo, el chocante ritual simplemente adquirió otro nombre. Las Diosas se convirtieron en las Marías, pero el drama era similar.

Cristo se tragó a Osiris y a muchos otros Dioses. Han habido muchísimos Cristos. Desde tiempos bíblicos las mujeres israelitas 'lloraban a Tammuz' en procesiones públicas con sus primas y vecinas fenícias, para la consternación de los profetas que criticaron severamente esta práctica. De esto la Biblia misma da testimonio. Estos festivales eran tan dramáticos y públicos que eran imposibles de ignorar, como los que hoy se ven durante la Semana Santa en América Latina, semana durante la cual la vida pública en todas partes se ve influenciada por estas observaciones, que son a veces reenactuadas de modo dramático y chocante.

Nota interesante: la palabra pagano viene del latín paganus, que significa simplemente rural. No debería existir absolutamente nada derogativo en esta palabra, del mismo modo que no lo debería existir con la palabra jíbaro, campesino o guajiro. El Cristo roto de quien el hermano pastor hablaba es sin duda, en todas sus funciones y elementos culturales, un hombre-Dios pagano muerto y resurrecto.

1. Los faraones siempre fueron adorados como hombres Dioses, eran como Cristos o Avatares, en el culto popular egípcio, y como mediadores ante los Dioses.

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