martes, diciembre 23, 2008

El interexistir entre los insectos y las plantas

La mayor parte de la gente opina que las plantas carecen de inteligencia. Los biólogos modernos arguyen a favor del concepto de la inteligencia biológica, que es rudimentaria e instintiva pero que no deja de ser un tipo de inteligencia aún si la entidad viviente a penas tiene conciencia de tal proceso.

El ejemplo mas sencillo de este proceso de inteligencia biológico se vio desde los remotos tiempos en la historia de la vida en nuestro planeta cuando los insectos comenzaron a desarrollar relaciones simbióticas con el reino de las plantas.

Para que una abeja entienda que tiene que visitar plantas con flores para alimentarse de néctar, se requiere de inteligencia instintiva básica. Para que esa abeja entienda que es inteligente promover las semillas de esa planta para que las fuentes de alimento sean abundantes, se requiere bastante más inteligencia, se requiere de cierta capacidad racional, cosa que no dudo que las abejas, hormigas y otros insectos han desarrollado. Todo el que ha visto el modo en que un mantis observa a su presa antes de atacarla, o estudia su medio ambiente cautelosamente, sabe que ese insecto es muy inteligente.

Ahora, para que una planta entienda que le conviene ser visitada por las abejas y produzca exactamente el tipo de alimento que ella sabe que esas abejas buscan, y que coloque su semilla y su polen, sus órganos sexuales y reproductivos, en las flores donde mismo produce comida para estos insectos, también se requiere de cierta inteligencia instintiva. Por millones de años las plantas han estado comunicándose con los insectos por medio de la producción de ciertos químicos y aromas que los atraen o repelen. Les han estado comunicando instrucciones.

Algunas plantas incluso desarrollaron modos de supervivencia carnívoros donde atraen al insecto por medio de estímulos químicos y fermonas para que luego, al tratar de alimentarse, el insecto caiga en un líquido pegajoso ácido que le hace descomponer. Las plantas carnívoras son una de las ideas mas espeluznantes en la naturaleza, porque tuercen el concepto aparentemente piramidal de la cadena alimentícia, concepto en realidad algo artificial si ponderamos la existencia de estas plantas carnívoras. Es mas honesto hablar de un círculo de la vida siempre dando vueltas, una rueda de la vida.

Lo cierto es que para que una planta reaccione a insectos en su medio ambiente, tiene que haber tenido un modo de volverse conciente de la existencia de ellos, tiene que haberlos percibido de algún modo y entendido que les podía comunicar estas instrucciones por medio de químicos.

La inteligencia que se requiere de ésas plantas para desarrollar éstos modos de subsistir tan poco convencionales en el reino de las plantas es una inteligencia superior, y para que se desarrolle una inteligencia superior tiene que haber existido una inteligencia mas simple antes, de modo que podemos concluír que existe una inteligencia quizá algo rudimentaria pre-carnívora en las plantas que habíamos subestimado y que a penas hemos estudiado.

Se comenta también que el consumir carne y sus proteínas fue lo que hizo que el ser humano desarrollara un cerebro mas grande que el de los ancestros simios, de modo que estas plantas carnívoras presumiblemente continúan evolucionando hacia una inteligencia progresivamente mayor.

Otro fenómeno de comunicación mutua entre estos dos reinos son las hormigas de limón, que se comen como un manjar en algunas forestas amazónicas y se dice que su sabor es delicioso, parecido al limón. En un artículo previo sobre las hormigas, dije:

... las hormigas tienen ... biotecnología. Pueden producir con sus cuerpos químicos para fumigar plantas, y hasta producir veneno para matar plantas alrededor de algún árbol (de tal modo que ese árbol acapare toda la luz de los rayos del sol) para luego crear canales dentro de ese exitoso árbol y habitar en el, confiadas en que el árbol va a crecer enorme. De ese modo quedan protegidas de elementos externos, incluyendo depredadores y el clima, y saben cultivar todas sus comidas y llenar todas sus necesidades adentro de ese árbol. Las 'lemon ants' o hormigas limoneras del Amazonas son una especie que hace esto. Un proceso así requiere de mucha planificación, colaboración, comunicación efectiva entre todos los miembros de la colonia, y una chocante y asombrosa astucia.

Todo esto además de ser grandes arquitectas y de tener sistemas de bio-comunicación y vidas sociales muy complejas. Las construcciones de las hormigas bajo tierra, se ha descubierto tienen sistemas de ventilación super eficaces que permiten que la temperatura en los calientísimos valles africanos sea bastante cómoda adentro de las facilidades de la colonia, e incluso si llueve quedan protegidas por la arquitectura tan bien planificada de sus ciudades.


Esta relación simbiótica entre esta especie de hormigas y su árbol nido da evidencia de la inteligencia de estas hormigas, pero ¿no muestra inteligencia esta planta también al aprovecharse de como ellas remueven todas las plantas que le rodean para que pueda acaparar el sol, fuente de su energía y alimento? Los árboles normalmente producen savia cuando se ven atacados, savia que sana la madera como un coágulo de sangre sana una llaga en el cuerpo humano, pero a veces saben producir almíbar, alimento para otras entidades vivientes. La planta de limón, en lugar de repeler, lo que hace es contenta alimentar a éstos insectos con su propio cuerpo.

Entonces hemos de concluír que los cuerpos de estas plantas y de estas hormigas se comunican por medio de químicos. Existe una comunicación entre las plantas y el mundo de los insectos que se ha estado llevando a cabo por millones de años y solo ahora los seres humanos empezamos a entender esto.

El filme de ciencia ficción apocalíptica titulada The Happening, realizada por el director M. Night Shyamalan, juega con este concepto de que los árboles podrían estar tratando de desarrollar un tipo de comunicación química con los humanos y frustrados por nuestra inabilidad de responder, podrían tornarse tóxicos, aunar sus fuerzas contra nosotros.

Si algo podemos aprender de las plantas, hormigas y abejas es que todos ganamos cuando las especies laboran juntas para subsistir y se ayudan mutuamente. Las plantas tienen la sabiduría para transmutar la energía solar pura y limpia, sin productos secundarios nocivos, en alimentos eficaces que hacen que las especies que los consuman sean exitosas.

Algunos biólogos están ya hablando del proceso de biomimicking, o imitar la vida en todas nuestras tecnologías del futuro para que las tecnologías se integren por completo a los círculos y ciclos de la naturaleza. De este modo podríamos, por ejemplo, crear una réplica tan eficaz y perfecta de la fotosíntesis que realizan las plantas integrada a los techos de nuestras casas que, sin necesidad de paneles solares, podríamos derivar la mayor parte de nuestra energía del sol. Sería un Edén, porque sería energía limpia, sin humo, sin desperdicios, abundante y barata. Esto ya se está hablando y es posible que dentro de varias generaciones en muchas ciudades, aldeas y pueblos la gente va a vivir en casas vivientes, o casas en las que la biotecnología va a estar integrada a la arquitectura.

Salomón ha sido reconocido como uno de los hombres mas sabios de la antigüedad. La tradición salomónica en la Biblia recomendó a nuestra especie en Proverbios 6 el estudio de las hormigas. Fue como un reto a las futuras generaciones, quizá imaginando que en el futuro íbamos a tener mas herramientas para estudiarlas a fondo.

La destrucción del Amazonas hace mas que enfermar los pulmones del planeta: si se pierden las plantas de limón, se pierden las hormigas del limón y se pierde la posibilidad de estudiar a fondo este proceso que llevan a cabo estas dos especies. Si aprendemos el lenguaje químico de las plantas, podríamos desarrollar y entablar algún tipo de comunicación con ellas. Quién sabe bajo que presiones evolutivas tendrán nuestros descendientes que hacer uso de ese conocimiento.

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