lunes, febrero 19, 2007

El pacto del café

Hace mas de quinientos años los buenos Dioses se reunieron en el Montesanto, el Yunke, para dialogar sobre el plan evolutivo de Borinquen. Uno por uno fueron llegando en procesión. Primero llegaron los cemís taínos. Yokajú y Atabeira yacían sembrados en la tierra fértil y húmeda mientras Jurikán desde lejos daba su mirada amenazante y gris, y los demás cemíes prepararon la tierra del batey para el areyto con danzas y rituales.

Luego llegó Odín, el dios de los poetas y de los piratas, en una carabela acompañado de algunos dioses celtiberos como Karnayn de los cuales ya poco se conoce. Llegaron los orichas, entre ellos la gordísima Yemayá con su regalía oceánica, entre pulpos y sirenas, y su hermanita Ochún vestida como una princesa prieta de coral. Odín, que ha caminado el mundo muchas veces, al verla le dijo: "Bueno, Yemayá, a la verdad que usted no pierde peso, siempre se ve igual." Siempre han tenido que estar en buenos términos, porque Odín viajó muchas veces por sus siete mares. Yemayá estaba comiendo carne de tiburón en Piñones.

Finalmente llegó el Cristo resurrecto, con María y las huestes españolas. Sí, los Dioses españoles como Santiago Apóstol y los Santos Reyes, que no son otra cosa que Dioses reciclados, llegaron en su caballería y carabelas y fueron dirigidos al lugar del batey.

En ese momento mientras los humanos en la tierra bruja, los taínos padres de los padres de nuestros padres, soplaban su cojoba al viento, los Dioses en los cielos, que conocían tan bien la naturaleza humana soñaron el Borinquen de hoy estacionados sobre el trono de Yukiyú en Montesanto.

"Yo se que es inevitable la matanza y explotación brutal de mi gente", dijo Atabeira. "Pero las madres de los brujos que son brujas sabias me han llamado por el viento, porque intuyen lo que va a suceder, lo huelen, y me han rogado: mamacita, que los hijos de mis hijas vivan, aunque sean de raza mixta, que no mueran todos mis naborias, que son tan trabajadores, ellos merecen la vida. Por eso yo y mi hijo la Yuca queremos que hayan lugares de refugio en los montes oscuros y escondidos, donde los taínos puedan durar mas que en el resto de la isla y así mezclarse con la población del futuro, y solicitamos esto de la asamblea de los Dioses. Esta tierra es buena. Esta tierra es verde y fértil. Esta tierra hace que la gente sea humilde y trabajadora, es tierra santa y da suficiente para todos. Déjennos correr nuestras canoas en las vertientes de sangre de los boricuas por miles de generaciones."

Y así fue. Un porcentaje de la población fue asignado como de mucha herencia taína, y otro porcentaje como de algo de herencia taína. Ganesha, el alegre y pipón escriba de los Dioses, iba tomando notas.

Entonces, Odín, también llamado el godo, un hombre viril, alto y rubio, con un solo ojo amarillo y el otro tapado, dijo: "Yo se que mis descendientes son brutos, pillos, piratas, y que siempre lo han sido y que van a hacer muchas cosas malas, pero también buenas. Recuerden que en la antigüedad los Dioses estipularon que íbamos a mandar vikingos por el mundo para avanzar el momentum evolutivo por medio de la entremezcla de pueblos por los mares. Por eso es importante que tengamos piratas y colonizadores, pero yo les prometo que voy a mandar, de vez en cuando, piratas bienhechores que van a robar a los ricos y dar de lo que roben a los pobres. También prometo proteger a los boricuas en sus viajes frecuentes al norte, y que voy a multiplicar su aporte a nivel internacional. Con ese arreglo, balanceo un poco el daño que mis berserkers modernos y futuros van a hacer. También solicito que me sean dadas rubias boricuas de piel canela y ojos claros para añadir variedad a mis cortes de Valkyrias."

Y así fue. Y fue así como los viajeros del norte se convirtieron en los legendarios viajeros del Caribe, y en Borinquen se estableció la maña odínica entre muchas familias, que produjeron grandes poetas.

Entonces, Santiago Apóstol, que estaba con Yemayá comiendo jueyes, metió la cuchara a favor de la delegación cristiana. "Aún no llega el tiempo. Primero tenemos que remover a los moros de España, de lo contrario vamos a tener un problema musulmán en América, y los ancestros y Dioses nos pidieron específicamente no dejar que metan el islam en Borinquen porque el islam mata Dioses, mientras que el Cristianismo se los traga y los recicla. Por eso solicito que solo luego de que saquemos a los moros de Iberia, podamos entrar acá. De antemano solicito a Atabeira que me disculpe, yo se que usted es una Diosa compasiva con su gente, pero yo estoy seguro de que algunos de mis súbitos van a matar muchos de los suyos. Lo único que le puedo ofrecer es un número enorme de hombres solteros que van a venir de Iberia y casarse con las mujeres taínas que sobrevivan a sus esposos, para multiplicar a los hijos de los taínos y remplazar a sus hombres. También le prometo que muchos de esos hombres van a ser muy guapos y las mujeres taínas van a estar a gusto. Como soy patrono de los soldados, voy a sacar muchos de ellos, y con los aventureros que Odín nos va a dar, esos van a ser suyos. Le voy a dar a usted el alma de esos hombres para que, aunque sean católicos, se dejen embrujar por la belleza de su isla, de su verdor y de sus indias y se vuelvan boricuas. También a ellos les voy a dejar la guitarra española para que, cuando vean sus curvas, se acuerden de las curvas de las mujeres boricuas y les canten enamorados, y de esa música va a nacer la nueva patria."

En ese momento San Juan Bautista, a quien le había sido dada la isla para protegerla, se fijó bien en ella, y vio cuan verde era, cuan rica, cuanto oro contenía, y vió como hasta la tierra estaba preñada con ñames y yucas y otros bienes. En todas partes había vida. "Lo bautizo Puerto Rico", dijo sencillamente, y así fue porque le había sido dado el poder de bautizar a la isla. Pero como usó las aguas prestadas de Atabeira para bautizar a la isla, el nombre taíno de Borinquen también permaneció, que en taíno significa 'la tierra de los guerreros fuertes'.

Entonces, Yemayá, que se estaba comiendo un chillo sazonado con aceite de oliva que la Virgen del Pilar le había traído de Iberia, dijo: "Ave María, a la verdad que este chillo sabe divino con aceite de oliva. Esos boricuas van a tener suerte, van a comer comida en abundancia y van a mezclar lo mejor de los tres mundos. Los voy a bendecir con mucho pescado de los mares, y les voy a dar a sus madres mucha fuerza y aché para que bendigan siempre a sus hijos y la medicina de las madres siempre esté con los hijos."

Y así fue. La artística Ochún, entonces, escuchó las oraciones de los ancestros en el cielo, y dijo con su típico aire dramático: "Yo se que los ancestros en Africa hicieron muchas cosas malas y que sus hijos vienen a sufrir, pero yo le pido a la asamblea que me dejen darle mucha música y alegría de vivir a los negros, porque ellos van a cargar muchas cargas, las suyas y las ajenas, y ellos van a cargar con pobreza, y van a sufrir mucho, y yo los quiero endulzar. Dejen que viva Africa en las voces y los tambores de los boricuas. Dejen que los ancestros bailen con ellos cuando se oigan estos ritmos, así tengan que usar drones de ron para construir sus tambores, que usen cualquier cosa pero que no se deje de oír música en Borinquen. Yo ya estoy soñando esos ritmos. Que la bomba y plena remplazen el areyto cuando lleguen los negros."

Y así fue, y es por esto que los boricuas son uno de los pueblos mas alborotosos y ruidosos del planeta. Entonces, el tatarabuelo de los jíbaros, el rey del Yunke, Yukiyú, alzó su paternal y benévola voz desde la altura. "Ay bendito, a mi la pena que me da es que nadie se va a acordar de dar gracias a mi hijo Yokajú, y a su mamá Atabeira. Tan buena que ha sido Atabeira, dando yuca y mas yuca, dando comida en abundancia por amor a los boricuas. Yo lo único que pido es que tengan los hijos de Borinquen una Virgen color tierra, quizá la del Carmen, para que adoren a Atabeira indirectamente y que el espíritu que ella le da a la yuca, se lo de a alguna otra fruta sagrada. El café va a ser un producto de mucha importancia internacional, quizá podemos consagrarlo hoy en el Montesanto como el elíxir de la raza boricua. La leche que se va a usar para hacerlo es blanca, el café negro, y la fruta es colorá, así que las tres razas se simbolizan en el café."

A esto consintieron de inmediato todos los Dioses, y de buena voluntad todos dieron parte de su esencia para formar el peculiar café boricua, conmovidos por el profundo amor de Yukiyú por aquella tierra húmeda y virgen. Desde entonces decretaron que cada vez que los boricuas bebieran el manjar de los Dioses, el café, los ancestros y Dioses iban a estar allí, y acordaron que el aroma iba a llamar a los ancestros del cielo, que iban a encontrar agradable aquel aroma santo, y que los boricuas iban a tener pieles de los distintos colores del café.

Esa noche, se fueron los Dioses a dormir bajo el brujo susurro de la mar boricua, el onírico trance de su luna llena y el canto de su coquí, y amanecieron transformados en formaciones de piedra en distintos lugares de la isla. Desde entonces, todo el que duerme en Borinquen, viaja al reino de estos Dioses sobre las olas del canto sagrado del coquí.

No hay comentarios.: