miércoles, febrero 21, 2007

Yolanda Miranda, ¿'sicóloga de profesión'?

He estado leyendo las ponencias de la semana pasada asociadas a las revisiones propuestas al Código Civil de Puerto Rico.

Me di cuenta de que la persona que hizo su ponencia en nombre de la organización Mujeres por Puerto Rico, Yolanda Miranda, dice ser sicóloga de profesión. Cuestiono como ella pueda mantener su licencia, en vista de su profunda homofobia y de que en 1975 fue removida la homosexualidad de la lista de enfermedades sicológicas, y la American Psychological Association ha pronunciado su apoyo a que las relaciones gays sean reconocidas y tratadas como normales, señalando que la marginación a los gays es nociva a los gays y basada en la desinformación, y que la estabilidad de una relación monogámica es la forma mas sana de relación para los gays. Ningún método para 'curar' la homosexualidad es recomendado por estas asociaciones porque la homosexualidad no es una enfermedad sino una sexualidad, de modo que no puede ser diagnosticada ni mucho menos curada. El APA hizo este señalamiento:

A pesar de que la mayoría de los homosexuales viven vidas exitosas y felices, algunos homosexuales o bisexuales podrían tratar de cambiar su orientación sexual por medio de terapia, a veces presionados por la influencia de miembros de la familia o de grupos religiosos para que lo hagan. La realidad es que la homosexualidad no es una enfermedad. No requiere tratamiento y no es cambiable.

En el 1999, la American Academy of Pediatrics, American Counseling Association, American Association of School Administrators, American Federation of Teachers, American Psychological Association, American School Health Association, Interfaith Alliance Foundation, National Association of School Psychologists, National Association of Social Workers, y National Education Association en conjunto declararon:

The most important fact about "reparative therapy," also sometimes known as "conversion" therapy, is that it is based on an understanding of homosexuality that has been rejected by all the major health and mental health professions. [We], together representing more than 477,000 health and mental health professionals, have all taken the position that homosexuality is not a mental disorder and thus there is no need for a "cure." ...health and mental health professional organizations do not support efforts to change young people's sexual orientation through 'reparative therapy' and have raised serious concerns about its potential to do harm.

Es por esto que organizaciones como NARTH y otras que dicen 'cambiar' a los gays nunca publican sus 'estudios' o 'testimonios' (los testimonios no son científicos sino mas bien religiosos) ni el trabajo seudocientífico que realizan en revistas científicas bona fide, sino que usualmente hacen conferencias de prensa sin representantes legítimos de los campos de la sicología o las ciencias para anunciar sus 'estudios', ya que todo el corpus del conocimiento que se tiene sobre la homosexualidad niega los reclamos de estas organizaciones.

Según este artículo en inglés, un campamento 'ex-gay' del ministerio Love in Action (Amor en Acción) fue cerrado en 1995 cuando las autoridades de Tennessee descubrieron que personal sin licencia había estado administrando drogas de prescripción a sus pacientes. El doctor Duff Wright perdió su licencia para ejercer como sicólogo a causa de la controversia que generó este campamento y de quejas de violaciones éticas. Las autoridades de Tennessee también procesaron un caso en el cual se llevaban jóvenes gays contra su voluntad, en ocasiones incluso en esposas, al campamento para cambiarlos.

Michael Bussee, un cofundador de la organización 'ex-gay' Exodus International, abandonó la organización, desmintió su farsa y en 1979 se casó con su compañero. John Paulk, otro supuesto 'ex-gay' fue echado de la organización homofóbica Focus on the Family luego de haber sido retratado mientras salía de una barra gay en Washington DC. Su supuesta esposa había sido también sospechosamente una 'ex-lesbiana' de Exodus. Da entonces la impresión de que estas organizaciones tratan un retorno al closet como si fuera la 'cura' de la homosexualidad, sin tomar en cuenta que tal retorno al closet pueda ser el resultado de los elevadísimos niveles de hostilidad en las familias, iglesias y comunidades en las que viven estos 'ex-gays'. Retornar al closet no es lo mismo que curarse de la homosexualidad.

En su ponencia, específicamente al hablar de uniones de hecho, Yolanda Miranda habla de que en Dinamarca la cantidad de niños que nacen fuera del matrimonio tradicional es 60 % - porque para ella las uniones de hecho no son familias ni matrimonios: es este el efecto de los dobles estándares, se producen lo que los derechistas homofobos quieren categorizar como 'familias bastardas'. De esos 60%, seguramente muchos de ellos nacen en familias gays o donde hay uniones civiles heterosexuales.

Lo que ella no menciona es que Dinamarca es prácticamente una utopía. A pesar de la cantidad enorme de familias fuera del matrimonio tradicional, Dinamarca es uno de los países menos violentos del mundo, donde prácticamente no hay crimen, y la educación (incluso la universitaria) y la cobertura médica son universales. De modo que no existe una correlación documentada entre estas políticas liberales y los problemas sociales que ella parece adjudicarle o correlacionar a las uniones civiles o a la aceptación hacia los gays. Al contrario, los niveles de vida, de educación y de salud en Dinamarca son superiores a la mayoría de los países del mundo.

De modo que cuestiono su elección de Dinamarca como un ejemplo de algún tipo de problema social que ella prevé, y mas que nada cuestiono su aparente apuntar el dedo a los gays para culparlos por los problemas que existen en las familias heterosexuales, por ejemplo cuando trata de trazar un paralelo entre el aumento de familias fuera del matrimonio tradicional y los incidentes de violencia doméstica. Los gays han cargado con la culpa de los crímenes de los heterosexuales por bastante tiempo. Una pareja de dos hombres o mujeres no tiene porqué ser criminalizada o excluída a razón de que su vecino heterosexual le pegó a su esposa o concubina. Es ilógico que se estén discutiendo los dos problemas, el de la violencia doméstica y el de la falta de participación de los gays en la democracia, como si fueran uno y el mismo diálogo. Oscurece los datos y los confunde.

En adición a ésto, ella cita estadísticas asociadas a la promiscuidad entre los gays (pero no la de los heterosexuales), los culpa de ponerse en riesgo a contraer el SIDA, y trata de usar este argumento contra las uniones de hecho, lo cual es insólito. Estas estadísticas - que lo que hacen es poner en evidencia estereotipos negativos que ella parece haber querido reenforzar en su intento de desmoralizar a los gays - deberían ser mas bien un argumento a favor de que se promueva la monogamia en la comunidad gay, por medio de las uniones de hecho que fomentan la estabilidad emocional y social entre los gays. Sin embargo, al oponerse a las uniones de hecho para los gays, Yolanda Miranda parece abogar a favor de que se fomente la promiscuidad entre los gays, lo cual ella (si de veras es 'sicóloga de profesión' como dice ser) debería saber es detrimental.

Finalmente, tengo que hacer este señalamiento porque es muy serio: si Yolanda Miranda es verdaderamente una sicóloga, es entonces probable que si un muchacho o muchacha gay que esté luchando por salir del closet va a su oficina a buscar ayuda, ella podría recurrir a prácticas no éticas, abusivas y no científicas debido a su hostilidad y sus prejuicios homofóbicos. Si ella es una profesional de la sicología, debería estar operando bajo los lineamientos establecidos por su profesión, y si no lo hace cuestiono 1) que sea verdaderamente una sicóloga como ella reclama, y 2) que amerite serlo.

Las tazas de suicidios, alcoholismo, deambulantes y otras estadísticas asociadas a los jóvenes gays y lesbianas, muchos de los cuales no sobreviven el trauma de la homofobia internalizada, son elevadísimas y hacen que el problema de la homofobia entre los sicólogos sea un problema serio con potenciales consecuencias devastadoras. Por eso su prejuicio y su falta de compasión son alarmantes.

A la luz de toda esta información, ¿que quiere Yolanda Miranda que se haga con los gays? Si ella ostenta desde el principio en su ponencia de ser sicóloga y sabe que los gays no cambian y que la sexualidad es inherente y no tratable, ¿como puede ella abogar, como profesional de la sicología, en contra de la estabilidad emocional de potenciales pacientes de ella que puedan ser gays?

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