jueves, marzo 20, 2008

Manos que trabajan ...

MANOS
QUE
TRABAJAN
SON
MANOS
SANTAS


Recientemente estuve leyendo sobre la historia de los gitanos (en realidad se llaman los Roma). Leí sobre la fascinante historia de supervivencia y preservación de su cultura a través de siglos y pueblos hostiles. Al llegar al capítulo que menciona a los Romnichal (gitanos de Gran Bretaña) me enteré con gran tristeza que, en Inglaterra, hubieron tiempos en que los blancos rodearon a los gitanos, los captaron y se los llevaron en barcas al Caribe, donde fueron esclavizados.

Son muchas las atrocidades que los gitanos han sufrido, pero esto me entristeció enormemente, imaginar el terror, el pánico que han de haber vivido, la injusticia con que fueron atormentados, ser separados de sus familiares, solo por que sus pieles eran oscuras ... y saber que ese sudor ayudó a construir nuestros países.

Siempre me he identificado con los gitanos, quizá porque son caminantes, migrantes como la mitad de los puertorriqueños; quizá porque aman la metafísica y siempre han visto el mundo desde afuera. Con frecuencia solo se les permitió ganarse la vida entreteniendo a la gente con música. La marginación ha producido un paradigma parecido a veces para las minorías sexuales.

Enterarme de esta historia y de que muchos de ellos fueron esclavizados me hizo ponderar, de nuevo, el respeto que inspira en mi la noble clase laboral de cuyas manos nació la patria, no en el sentido del sentimentalismo apendejado ni el nacionalismo hostil y arrogante que hoy en este mundo globalizado tanto se critica, sino en el buen y mejor sentido de la palabra. La patria que se lleva en el alma y en la que se reconoce que yo soy una rama de mis ancestros y que nosotros hemos construído esto, es nuestro patrimonio. Eso es muy real y tangible, en mi humilde opinión.

En Puerto Rico tenemos una ciudad que lleva el nombre de Ponce. ¿Que hizo Juan Ponce de León por Puerto Rico? Primero, no era de aquí, nació en España. Segundo, vino a robar el oro. Trajo esclavos. Exterminó a los indios taínos, y hasta se dice que en una sola noche hizo matar 6,000 taínos. Ponce era un genocida y un racista, un esclavista, un explotador de la clase laboral avaro que no quizo compartir los frutos de su labor con su fuerza laboral.

Que hace 500 años eso no haya sido nada fuera de lo normal, no justifica su racismo en mis ojos. La ciudad de Ponce debería asumir algo de dignidad y renunciar a la memoria del hombre cuyo nombre lleva, y re bautizarse Agüeybaná, o Guarionex, o llevar el nombre de algún gran cacique taíno ... o al menos el nombre de alguien cuyas manos sudaron por nosotros, para darnos esto que tenemos.

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